Una empresa española lanzará en diciembre próximo en el mercado estadounidense la primera pelota de golf biodegradable, con la que espera no sólo alimentar a los peces, sino también ganarse a los que practican este deporte en complejos hoteleros cerca del mar y cruceros.
Ecobioball
Gentileza ECOBIOBALLLa bola se deshace en el agua
Ecobioball es una bola de golf ecológica de un solo uso, concebida para recibir un solo golpe en una situación de práctica, no para ser usada en un campo de golf. La bola "se deshace en el agua a las 36 horas" debido a un proceso de "biodegradación" que libera el núcleo, "una bola de sebo para peces", explicó Albert Buscató, el ingeniero técnico agrícola que diseñó estas pelotas, ideadas para practicar golf en entornos marinos.
Son varios los complejos hoteleros de los cayos de Florida, en el extremo sur del estado, que ya han mostrado su interés por estas pelotas no contaminantes.
Con la mira puesta en el mercado estadounidense, donde hay una gran afición a la práctica del golf, Buscató se plantea hasta abrir en este país una planta de fabricación en un futuro próximo, aunque de momento se conforma con "tener un acceso mucho más importante al mercado".
El precio por unidad es de 82 centavos de euro, aunque las bolas se venden en cajas que contienen un centenar de ellas, lo que supondrá en el mercado estadounidense un costo de unos 105 dólares por caja, una vez incluidos los impuestos.
El empresario no esconde que, dada la naturaleza de los materiales empleados para su fabricación, tanto en la cubierta, hecha a base de biopolímeros, como en el núcleo, estas pelotas no pueden alcanzar las distancias tan largas que buscan los expertos en sus golpes.
Sin embargo, el objetivo es exclusivamente que se pueda practicar el golf en playas privadas, cruceros, yates y complejos hoteleros próximos al mar, de manera que las bolas se arrojen al agua y se "deshagan como un terrón de azúcar".
Este emprendedor, como él mismo se considera, se siente especialmente orgulloso de "estar presente ya en 25 países con un producto que tiene tres ecocertificaciones", que avalan que se trata de un producto "no tóxico para los peces".
Buscató, de 44 años, destaca la importancia de preservar el ecosistema, lo que incluye la concienciación de que las miles y miles de pelotas de golf que se arrojan al mar son contaminantes y tardan "entre quinientos y mil años para biodegradarse".
Alerta sobre esta contaminación del medioambiente, algo que quedó claro, explica, en un vídeo en que una cámara que grabó el fondo del lago Ness, en Escocia, para estudiar el tipo de manto y fango, descubrió que millones y millones de bolas de golf se encuentran depositadas en el fondo.
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