Pau Gasol será para siempre el campeón del mundo, el campeón de Europa, el campeón de la NBA, pero en esa misma vitrina quedará para siempre la soberbia actuación con la que asaltó el santuario francés. Una victoria colosal (80-75) que le da a España el pase a la final del Eurobasket, el billete para los Juegos Olímpicos y un triunfo que repuso su jerarquía ante el rival que la había malherido en el anterior Europeo y en el último Mundial.
España le devolvió la moneda a Francia, tras aquella derrota tan dolorosa y traumática para el equipo español, en Madrid. Esta vez, con un equipo disminuido por las bajas, España se sobrepuso a todas las dificultades y a la mejor generación de jugadores de la historia de Francia. El triunfo resultó de tal exigencia, tan agónico, que precisó de una prórroga. Pau Gasol puso el broche con una última canasta, su punto número 40, su récord personal con la selección, además de 11 rebotes y tres tapones. España se sobrepuso a todo, a los tirones del equipo francés, a dos fallos que propiciaron el triple de Batum que forzó la prórroga y también concluyó con la suerte que en tantas fases del partido le faltó. El partido fue explosivo, trepidante desde el inicio.
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