Eran las 20:00 horas y unas 500 personas esperaban el inicio del partido entre La Salle y Unpayu por las finales de play off del baloncesto tarijeño, pero el juego iba a tener un retraso inesperado por los cortes de luz al interior del antiguo coliseo Luis Parra, principal centro deportivo para esta práctica en Tarija, además, empezaría a llover y la dificultad para los jugadores aumentaría.
La fuerte precipitación en Tarija no sólo inundó calles del centro de la ciudad, sino también parte de la cancha del coliseo Luis Parra por las goteras que existen en el antiguo techo, la intensidad de la lluvia no sólo la sintieron los jugadores, sino también los espectadores que dejaron determinados rincones vacíos.
El sereno y cuidador del coliseo, Eliseo Ríos, fue el encargado de improvisar con trapos de baño que los puso en los sectores de la cancha en que caía el agua.
La energía eléctrica volvió a las 20:45 aproximadamente, para que pueda darse inicio a este encuentro del baloncesto profesional, aunque parecía un partido de barrio, no por la calidad del juego que es indiscutible, sino por el pésimo estado del centro deportivo.
Quince minutos de iniciado el encuentro, la luz volvió a desaparecer, por las subidas y bajadas de tensión a causa de la tormenta eléctrica, si bien no hubo un corte de energía en el Casco Viejo, zona donde se encuentra este coliseo, los reflectores no soportaron estas fuertes tensiones eléctricas.
Los cortes fueron repentinos, pero para que los reflectores vuelvan a encenderse, deben pasar unos 5 a 10 minutos de forma que recalienten y tengan la intensidad debida, provocando un nuevo entretiempo en el partido.
El encuentro fue reiniciado, mientras la lluvia perdía intensidad, aunque no así las goteras que mojaban parte de la cancha, por lo que los trapos continuaban en las zonas laterales, lugares a los que los jugadores evitaban para no caer y provocar una lesión por esta situación.
Cuando cesó de llover y de las goteras no caía tanta agua, los trapos fueron sacados rápidamente por el movedizo cuidador que tuvo una jornada cansadora y estresante.
El fotógrafo, Clemente Eugenio Acero, que vio un sector de las graderías vacío, pensó aprovecharlo para acomodarse y tomar imágenes cómodamente, pero al llegar a la zona, se dio cuenta del porqué no había público en ese rincón, “no paraba de llover en el lugar”.
Habían personas que sólo se reían ante la incredulidad de lo que estaba pasando al interior de este centro deportivo, otros no dejaban de decir que era “una vergüenza”, perdiendo en parte su concentración en el partido.
De esta forma, transcurrió un partido correspondiente a las finales del baloncesto profesional, con cortes repentinos de luz en el coliseo, goteras que incomodaron a jugadores, árbitros y espectadores y trapos distribuidos por diferentes zonas, irónicamente, en la ciudad capital del Departamento más millonario de Bolivia, según aseguran las autoridades nacionales y departamentales.
Ya son unos 6 años de la última refacción que tuvo el coliseo Luis Parra, que desde aquella vez no tuvo ningún mantenimiento y cuyos resultados saltan a la vista. Situación similar había acontecido el pasado 2013 con el campeonato nacional de fútbol de salón.
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