Uno de los clubes (Henry) tiene por presidenta a una “case” de sonrisa amable llamada Liz Henry Alvarado, que vende chorizos y api; y que no dudó en invertir en la institución. Otro (Nacional Potosí) cuenta con el apoyo del entrenador experimentado Sandro Patiño, quien condujo dos veces, de forma consecutiva, a San Simón hacia el título en la Liga Boliviana de Basquetbol (Libobasquet).
El tercero (Rubair) se presenta con la estampa de local. Logró ese derecho luego de ofrecer la cifra más cuantiosa (la dirigencia prefirió no revelar el dato) en la subasta que definió la sede del encuentro: el coliseo Max Fernández, de Quillacollo.
El último (Amistad) es un conjunto llallagüeño que exhibe su hambre de victoria como “banderín” de advertencia.
Ninguno se encuentra dispuesto a dejar pasar la oportunidad de dar el paso, ese que será definitivo en su devenir y que llegará para blindar el proyecto del ascenso.
La fase inicial de la Liga Superior, que se desarrolló en Quillacollo y Santa Cruz, por series, quedó atrás.
Así como hay confianza al interior de algunos clubes que superaron la instancia, también existen ciertas dudas en otros, que son conscientes de la dificultad que supondrá enfrentar a quintetos que han fichado a refuerzos con estadísticas respetables.
Henry, dirigido por el estratega Marco Corrales, concluyó la fase 1 de la Liga Superior como líder de la serie A. Las victorias acumuladas durante los tres días del torneo le fueron útiles para tomar la figura de favorito.
Cuando la institución decidió contratar a los estadounidenses Tyrone Wooten, Diondre Pratt y Octreyvius Roebuck hizo un buen negocio. Ellos supieron adaptarse no solo a vivir en Cochabamba, sino que también mostraron predisposición en el momento de visitar colegios en procura de crear expectativa.
Corrales ha sabido capitalizar las fortalezas de sus nacionales, que, en muchos casos, no tuvieron la oportunidad de ser protagonistas en anteriores torneos. “Apuesto por estos chicos”, admitió el DT, con pasado en el banquillo de ligueros como Peñarol y La Salle.
Y si Corrales le dijo que “sí” al proyecto fue porque creyó en el desafío.
Rubair, con Jorge Montes como DT, es el anfitrión de la “fiesta”. En el camino se chocó con observaciones por parte de un club que señaló que la entidad incluyó jugadores que ya habían estado en la versión anterior de la Libobasquet. La acusación fue descartada por la Federación Boliviana de Baloncesto (FBB).
El quinteto, que acabó como puntero en la serie B disputada en Santa Cruz, cuenta con los venezolanos Gregori Eduardo y Reimer Machado; y el estadounidense Kenderek Washington.
El presidente del equipo, André Ágreda, es consciente del desafío. Con la base de basquetbolistas experimentados, el elenco quillacolleño tiene la consigna clara: clasificar a la instancia final, en la que el campeón y el subcampeón se verán las caras con aquellos de la Libobasquet que pondrán en peligro sus plazas.
Nacional, quinteto que adoptó el nombre (era ASB) tras pasar a manos del club liguero de fútbol, presenta un estratega con currículo. Tiene a Sandro Patiño, aquel que dio la vuelta dos veces contínuas con San Simón en la Libo y que es conocido por ser un gran formador de valores.
No todo se resume en dicho plus. Patiño, que acompañará al equipo solo en este torneo, ha trabajado con énfasis en sus jugadores locales, que, según sus apreciaciones, necesitan adquirir más técnica. “Potosí ha importado mucho de Santa Cruz y Cochabamba. Hemos venido a cambiar eso. El potosino sí puede”. Aún analiza qué equipo plasmar hoy en la cancha, cuando abra el juego con Henry. Solo dispone de dos refuerzos (Dallas Gary y Markus Patrick).
Amistad, de Llallagua, completa el listado. Intentó quedarse con la localía para regalarle buen basquet a su ciudad, pero no lo consiguió. Quiere ser liguero. Acabó segundo en la serie A, donde compartió grupo con Sporting de Sacaba, Henry y Club Unidos por el Basquetbol.
Choques
Henry se medirá hoy con Nacional. Amistad jugará contra Rubair. Los partidos serán en el coliseo quillacolleño Max Fernández.
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