Brasil, único equipo todavía invicto en el Mundial de voleibol masculino de Polonia, se presenta más que nunca como el máximo aspirante al título que defiende, antes de iniciar hoy la tercera ronda frente a Polonia, antecámara de las semifinales.
En nueve partidos, los auriverdes han superado todos los obstáculos, incluida Rusia, derrotada sin paliativos (3-1) el domingo en un choque de titanes.
Rusia había sido el equipo que les había hecho pasar mal a los brasileños los dos últimos años, en los que les arrebató el oro olímpico en 2012 y la Liga Mundial un año más tarde.
"Ganar a Rusia y terminar primeros de nuestro grupo en la segunda vuelta era muy importante. Una victoria siempre es bienvenida pero ésta nos da además una ventaja psicológica", afirmó Bruno Resende, capitán de Brasil.
Antes de medirse posiblemente por la medalla de oro, los dos gigantes del voleibol mundial se reencontrarán en la tercera fase.
Brasil ha heredado un grupo duro en el que además de Rusia está también Polonia, que sueña con volver a la cima mundial, en casa, 40 años después de su primera consagración.
Hasta ahora, el país anfitrión ha manejado bien el rumbo, encajando una sola derrota, contra Estado Unidos (3-1).
El domingo, Mariusz Wlazly y sus compañeros terminaron su participación en la segunda fase por todo lo alto al derrotar (3-2) a Francia, la revelación del torneo y primera de su grupo.
Los Bleus, que solo tienen en su palmarés una medalla de bronce cosechada en 2002, han pasado en dos semanas de outsiders a serio candidato al podio.
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