La selección de Estados Unidos puso un abismo entre la medalla de oro de la Copa del Mundo y el resto de equipos y lo demostró al ganar una final sin emoción, a Serbia, por 129-92, en una demostración de poderío y superioridad.
La selección estadounidense salió desconcentrada, segura de sus posibilidades, y Serbia aprovechó las circunstancias y la nula defensa de los NBA para adelantarse en el marcador, gracias a la puesta en escena de Milos Teodosic y Nemaja Bjelica, con cuatro puntos cada uno.
Habían pasado 3:15 minutos de partido y Serbia dominaba 5-10, pero James Harden tomó las riendas del partido y lideró a sus compañeros a un parcial de 15-0 en sólo 3 minutos, pasando el marcador a 22-15 casi sin esfuerzo.
Ahí se acabó el partido y la final. La fiera estadounidense había despertado y ya nadie fue capaz de dominarle.
Krzyzewski siguió dando minutos a todos sus jugadores y Djordjevic decidió hacer lo mismo, mientras que la ventaja se iba agrandando y los estadounidenses se iban a vestuarios con un 67-41 claro y meridiano.
El marcador siguió cabalgando, en el caso de los NBA desbocado, ante la ausencia de defensas (77-48, min.23). En el caso de los estadounidenses porque no las necesitaban y en el de los serbios, porque no podían hacer casi nada.
Al final del tercer cuarto, 105-67, con un 38-26 en los últimos diez minutos.
Los cuarenta puntos de ventaja llegaron al inicio del último periodo, 115-75 (min.33.45) y Estados Unidos acabó ganando por 37, 129-92, certificando el abismo que existió entre los ganadores de la medalla de oro y el resto de participantes.
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